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sábado, 31 de diciembre de 2011

Feliz Mentira






Mis deseos para el 2012:
Vivid,
Que no os mientan.
Y afeitaos. 

Consagraré esta borrachera a vuestra salud.

sábado, 24 de diciembre de 2011

Rubén Vegas: Vogue Method.





No quiero, como ya he dicho muchísimas veces, convertir este espacio en un álbum gráfico internáutico de ropa y prendas con la marca y la colección debajo. Sin embargo, esta vez no expongo -una prenda de ropa-, expongo mi prenda: "Cota de Zara".  Tiene nombre y apellidos, es una idea, que nace de esa reflexión Vanitas y Postvanitas. No es un chaleco, es un chiste, es vestir de una marca hasta el extremo. Si fuesen etiquetas de Dolce y Gabbana lo único que te estaría diciendo es que tengo mucho dinero que tirar y muy mal gusto, si fueran de Dior Homme, simplemente sería un tendencioso que babea por Kris Van Assche. Las etiquetas de Zara sin embargo hablan, de pocos recursos, de poca originalidad [al vestir], del ego, que te lleva a fotografiarte en toda tu mediocre belleza y viscosa vanidad como si fueses un adonis de revista, cover boy, como más de un* se afana por escribir en un intento más, de demostrar un estilo que no se tiene. Pero no es mi interés por despertar de ese sueño húmedo y vacuo a mariquitas feos y miniprostis de Tuenti de vivir de su imagen, que también,  lo que quiero expresar con esta entrada-concluyente, es la idea que autocito de manera categórica: "La moda necesita más intelectuales y menos mariquitas con complejo de maniquí de Zara". La moda como posibilidad artística y plástica. La moda como proyecto y no como negocio. Dicho esto, poco más puedo añadir, para dar a entender el porqué no, de todo esto.

Termino: Zara no te hace ni más moderno ni más vintage, sino más idiota. Lo dice el idiota que ha construido una cota de etiquetas de Zara con valor de 3288.99 €. Feliz consumismo.

lunes, 5 de diciembre de 2011

"La cama"

"Reflexiones por desconocimiento."
Live in Las Vegas.

Un camastro. Aquella forma horizontal que aporta confort y facilita el descanso, más primitiva, tosca y cutre. [Una bañera, una mesa, dos sillas juntas, un pupitre, el suelo, una alfombra...]

Una cama. Aquella forma horizontal que además satisface de forma estandarizada la necesidad de espacio y temperatura necesaria para dormir, descansar y demás menesteres de alcoba.

Una poltrona. Aquella cama que tiene tantos tipos de útiles de comodidad que resulta incómoda: cojines, peluches, amantes, pero que todavía posee cierta cualidad de acomodar y facilitar el sueño.

Mi cama. Máxima expresión de una cama.

Camastro 2.0. Lugar de exposición y escaparate de gusto por la decoración que incluye cojines ruidosos, duros, de diversos colores -a juego con el telamen de las cortinas-, velos, visillos, súperpoblada por peluches, peleles y ángeles guardianes -uno en cada esquina-, el niño Jesús, dos pares de almohadas, mosquitera... Y que su uso como lugar de descanso y privacidad es imposible.

sábado, 26 de noviembre de 2011

Aburrimiento de facultad.

Escucho y escucho. Y me canso de oír que si el arte, que si la técnica. He llegado a la conclusión que el arte, por nuestra libidinosa atracción por la modernez, el minimalismo, el estilo y demás perífrasis de una misma cosa, es una palabra de cuatro letras, histórica y bella –estéticamente-, biensonante que queremos abrazar, alabar y salivar en un discurso al redecirnos con ella, y poco más.

Contextualizando, y siendo coherentes con una contextualización, el arte es arte y deja de serlo. Quizás estoy diciendo algo casi hitleriano, no me extrañaría, pero la cuestión es, y ojalá un teórico o alguien más leído en estos términos me debatiera, es que un óleo de proporciones perfectas o mármoles entorchados, contextualizado en nuestros días de jinetes sin cabeza y antorchas y azadas levantadas, no es arte, perdón, nos empeñamos en decir que no lo es, que lo fue. Es algo así como que el arte de hoy en día está más cercana al ordenador que al caballete. Para mí, la pintura rupestre, el sfumato, la ópera y el teléfono son simplemente vestigios. Y no estoy hablando por mí honestamente, estoy hablando por lo que me enseñan los que dan asignaturas del tipo historia y teoría. Es que contextualizado, una palabra que entendemos por “en unas circunstancias determinadas” todo lo que se sale de esas circunstancias deja de ser igual… ¡Buah, que aburrimiento!
Existe el arte contextualizada, que es lo que todo el mundo entiende por arte, algunos también la llaman técnica y a otros, a los que más hay que tener en cuenta ( pues “Dichosos los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de Dios”), que piensan que las señoritas de Aviñón las puede dibujar su sobrino, dicen que no lo es. Para mí, honestamente, el arte es algo así como la poesía, de manera que aún desconozco, sin ser lo mismo, a veces estos términos se enlazan, no puedo decir que se casan pues el matrimonio es sólo entre hombre y mujer, obviamente, que sus significados se diluyen, y para mí es una característica espontánea, un guiño en una circunstancia, que sodomiza a la técnica y que hace andar de coronilla a las artes y que aparece en cualquier lugar, en una sombra nocturna, en una perspectiva caprichosa y aleatoria de una bolsa de basura, en una palabra mal entendida, en un anuncio publicitario o en una empresa -en un contexto- y entonces demuestra que el mundo gira y que los antiguos artistas, son artistas, eso, en su contexto.
Y es cuando veo estas obras de arte de manos del lucrativo negocio tal o del asfixiante y obsoleto Autocad, me llevo las manos a la cabeza y el pañuelo a la nariz cuando veo gente debatiendo que si el arte y la ingeniería, que si el arte y la estética, que si el arte y la lengua, que si el arte y las matemáticas. Aburridos todos, aburrido yo. El arte como término, como coletilla o como sodomita de técnicas y sabidurías entonces deja de ser importante, y vamos a lo que vamos, a la esencia, que es como ese ideal purista del artista como prestidigitador de una artesanía y que residió, reside y residirá en las personas, un punto tan utópico que parece irrisorio, pero igual de irrisorio es la pretensión de encontrar una pureza formal o la de hallar equilibrio en los trazos o métrica en la redacción, rima en la lectura, pero es esta mucho más banal, en la que yo creo es la que de verdad, de alcanzarse, sería revolucionaria, sería lucrativa, sería religiosa. Yo creo en el arte como democracia. Como República. El arte como política sin la pretensión de gobernar, si no la de analizar y proyectar un interruptor de acción. No creo en los museos como escaparate, ni como tienda, ni en los cuadros como producto, ni en la arquitectura como arte, ni en la tecnificación del arte, es esto el primer movimiento estratégico-bélico para dejar a una herramienta antiséptica, anti-persona, un arma de cultura, fuera de juego. Y entonces me lleno de envidia y me veo simple al darme cuenta de que soy un cómico, que cuenta chistes, que como los buenos chistes dicen la verdad y que mi objetivo no es ser un demócrata sino un hedonista. Y al escribirlo no puedo evitar decirme a mí, para mí, eres un usuario, un borracho y no un predicador. Y toda esta procesión de improperios a las soberbias de esos talentos resacosos se justifica, pues yo también soy un corto de espíritu, y mío es también el reino.

sábado, 15 de octubre de 2011



Hay cosas que no se pueden posponer más.

lunes, 19 de septiembre de 2011

II/X


Paseamos por el propileo
De Bubastis.
Al calor del Sol africano
Del que nos guarecíamos con Seda China.
“La sombra de arenisca
Es más fresca que la de los rascacielos
De Imperia Capital.”
Me dijiste.
¡Ay! Que tú también mentías.
Para mí aquellas esfinges arcaicas.
Eran un paseo por Arcadia.
Montañas que se enredan con la gravedad
Como una parra con los sueños.
Para ti, a pesar de que lo negabas, claro,
Eran más genial Rodeo Drive
y el Boulevard de Hollywood.
No quería volver
Por las esqueléticas autopistas transoceánicas.
Sólo porque a todos
Les parecía un bonito recuerdo
Una instantánea de un beso
En un puente con taxis amarillos
En blanco y negro.
No es la frescura de la sombra.
Es el calor… Ecuaciones diferenciales
En cuestión de temperatura...
...Todo es calculable.
Si supieses cuánto me cuesta
Pedir disculpas.
No te harías el hipócrita indignado...
...Cuando te diga lo siento.

Lo siento, pero adiós.

miércoles, 25 de mayo de 2011

Nega(tividad/ción)

Tus medallas son condones usados.
Mis medallas son fuegos que apagué
con la joya de las palabras.
Azabache retórico.
Con la muerte de las pulsiones.
Con ademanes.

No lo voy a hacer.
Un levantamiento en autocad de tus huevos.
Un análisis espacial de tu espalda.
Para saber que eres digno de confianza.
Entre tú y yo: una medianera
música house. Impuesta.
A tus estimativas animales.
A las mías.

viernes, 20 de mayo de 2011

Incapacidad

Frente a mi cama hay un espejo.
En él soy violador de almohadas.
Mis cojines son mis confesores.
Mis convulsiones, mis virtudes.
Borracho de sueños.
Escasez de noches.
Frente a tu cama hay un espejo.
Sagrario de madrugadas.
Bajo la cruz de los instintos.
Te hablé de amor anoche.
Y hoy eres un despojo desnudo.
Que sonríe en sueños.
Anoche descendí la verticalidad de tu cuerpo.
Hoy asciendo la de mi bragueta.
En tu cama no se fuma.
Que tu madre no te deja.
Pero yo ya me voy.

Soy incapaz de amar.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Gominolas.

Hoy no existo.
Internet está cortado.
Sólo me quedaban los besos…
Para tirar mi vida por un tubo de vodka caramelo.
Veo en color siena.
Calvin Klein bien grande
En el algodón de tu cintura.
Pero poco contenido.
Sólo me acuerdo de que perdí mi zapato en un desplazamiento curvo de evasión.
Después de las dos de la madrugada.
En la almohada se han quedado tus estados de tuenti.
No tengo más gominolas para tirarme desde tu ombligo.

martes, 15 de marzo de 2011





Arquitectura dándolo todo de madrugada.

"What is the name of this club.
I can't remember... But it's all right."

domingo, 9 de enero de 2011





Tengo en el brazo escritas películas.
La palabra de estos días: placebo.
La verticalidad del humo que consume un cigarro.
[Las cenizas y la verticalidad.]
Siento como me mata.
Metáforas. Aman el romanticismo.
Y me hace toser, me odia.
Me odia.
Me odia.
No me repito, sólo es que no me comprendes.
Y no es narcisismo. Es soledad.
Y se consume sin ser besado.
Sin ser amado. Y lo aman,
El romanticismo.
Y el aire cargado me da náuseas.
Voy a vomitar.
Y me fallan las manos en el teclado.
Quiero vomitar.